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club de golf la cañada
invierno en un campo del sur
Texto y fotos: Carla de la Serna
Finales de noviembre en el Club de Golf La Cañada en San Roque, Cádiz, muy cerca de Valderrama. El invierno ha comenzado y estamos a veintitrés grados. He quedado con mi amigo Ludo para que me enseñe el campo. Es francés pero lleva afincado en España más de quince años. Reside entre Marbella y Tarifa, y me confiesa que el golf le ha iluminado durante la última etapa de su vida. Le digo que está obsesionado y no me lo niega. Es amateur handicap 10, pero a nivel profesional se trae entre manos un negocio de golf: la fabricación de varillas de carbono made in Spain.
“Aterricé en esta zona porque era windsurfista profesional y competía con frecuencia. Entonces ya jugaba al golf, pero un día de repente lo abandoné. Me quedé enamorado del sur. La calidad y el ritmo de vida son de otro nivel. Hace un par de años volví a coger unos palos, y ahí sí que me enganché de verdad. Retomé las clases y me hablaron del Club de Golf La Cañada, que está ubicado justo entre Marbella y Tarifa. Lo conocí, me encantó, y no tardé en hacerme socio”.
BUENOS GREENES Y VISTAS AL MEDITERRÁNEO
Juega a diario por pasión y para ensayar con los productos de carbono que está desarrollando. Yo probé el putt, y la varilla me pareció original de diseño y ligerísima. Ludo sólo falla a la cita de La Cañada si el mal tiempo se lo impide, sobre todo si soplan fuerte los vientos de Poniente y Levante. Después de unas bolas en la cancha, salimos por fin al campo (18 hoyos, Par 71). Tiene dos recorridos muy diferenciados. La primera vuelta, diseño del británico David Thomas, es divertida y sin grandes dificultades. El segundo recorrido, obra de Robert Trent Jones Senior, es más técnico, con hoyos estrechos y grandes arboledas. Si entra Levante el partido se complica. El mantenimiento del campo es estupendo, me dice Ludo, y eso que ahora algunas calles están algo secas, resaca evidente del último verano. Los greenes son rápidos y están en buenísimo estado. Los dos últimos hoyos son preciosos, con vistas al Mediterráneo. Dato: es uno de los campos que más green fees vende al año en toda España.
Es un día entre semana y hay golfistas de todas las edades jugando en manga corta. Algunos de los socios y abonados (el campo es municipal) son belgas e incluso escoceses, que tienen por la zona su segunda residencia. Los placeres de la Costa del Sol. De 4 a 6 de la tarde la escuela infantil abre sus puertas y una hilera de niños se pone a practicar en la cancha. Da gusto verles golpear con el polo del Club a un ritmo tremendo, con soltura y confianza. Los padres les observan o practican y juegan su partido. El nivel de la escuela es tan bueno, me comenta Ludo, que tiene fama en toda la zona. Salen grandes jugadores de La Cañada. El alumno más sobresaliente de este Club es sin duda Álvaro Quirós, Sanroquero de pura cepa y gran profesional, que hasta hace no mucho llegó a ostentar el puesto 21 en el Ranking Mundial.
¿Y el windsurf? Le pregunto en el hoyo 19 con una cerveza en la mano. El windsurf me dio muchas alegrías, pero ya forma parte del pasado. Ahora ya sabes, golf, golf y muchas ganas para sacar mi proyecto adelante, me recuerda mientras chocamos dos botellines de Cruzcampo.
*Ayer, día 6 de febrero, hablé con Ludo y estaba jugando el campo con 19 grados y sol.