
EDITORIAL
viajar y conocerse
"Hasta que se resuelva el conflicto de este relato intenso, no estaría mal viajar por nuestro país y conocernos. Seguro que nos encontramos con gratas sorpresas. Porque como decía R.L Stevenson, escocés y viajero inquieto además de escritor: Yo no viajo para ir a alguna parte, viajo por el hecho de viajar y conocer. La cuestión es moverse".
Verano de 2021

Me imagino la cara de sorpresa de los primeros británicos que llegaron a las Islas Canarias a finales del XIX. ¡Menudo clima, y qué paisajes! Pensarían asombrados mientras se daban un baño atlántico en pleno invierno. Como eran avispados y podían permitírselo, algunos plantaron su particular bandera y sencillamente se instalaron. Desde entonces empezó a correrse la voz entre los ingleses: Compatriotas, ¡aquí hay paraíso! Y poco a poco se fue estableciendo el llamado Turismo de Salud en España.
También imagino a estos viajeros de apellidos sajones intentando dar forma a sus horas libres ¿Cómo pasar el rato en islas tan exóticas? ¿Cómo entretenernos durante el otoño o en los meses de febrero y marzo? Y así debió surgir la idea de importar su deporte estrella y diseñar un campo de golf. Se reunieron, lo pensaron, localizaron el espacio (en la finca Lomo del polvo) y en 1891 se inauguró Las palmas Golf Club. El primero en la lista de todo el país.
Con los años, la afluencia turística de ingleses, alemanes y escandinavos fue creciendo. Los campos de golf también. En paralelo discurría nuestra propia historia golfística, que es apasionante, sufrida y gloriosa. Pero esto merece otro artículo. Los focos del extranjero estaban puestos en Baleares, Levante, Cataluña, Canarias y, sobre todo, en la Costa del Sol. Se abrieron hoteles y restaurantes, complejos turísticos, agencias de viajes, Resorts de lujo… Y campos, muchos campos de golf. En los noventa se disparó la onda expansiva del deporte verde en nuestro país. Hasta hace un par de años, éramos el segundo destino turístico de golf del mundo. No estaba nada mal.
Pero como en todo relato coherente, ha caído el rayo del conflicto. Un giro inesperado, un frenazo en seco. Un dardo hiriente. El flujo de turistas se ha detenido. Nuestros cimientos se tambalean. Somos vulnerables y dependientes. Las cifras ya no cuadran. Parece que ha llegado el momento de reflexionar. El otro día en una cena, hablando precisamente de golf y turismo, surgió esta conversación:
¿Sabes que nunca he estado en Asturias? Decía uno. Pues yo no conozco el País Vasco, comentaba otro. Ni yo Granada, confesó un tercero. Mira que no haber visto la Alhambra… Le recriminó el cuarto. Entonces a este último, que es bastante golfista, le abordé yo: ¿Sabes dónde se inauguró el primer campo de golf en España? Se produjo un silencio absoluto. Y luego muchas risas.
Aquella noche anotamos más de un suspenso en nuestro cuaderno de bitácora. Hasta que se resuelva el conflicto de este relato intenso, no estaría mal viajar por nuestro país y conocernos. Un pequeño paso hacia delante. Seguro que nos encontramos con gratas sorpresas. Porque como decía R.L Stevenson, escocés, británico y viajero inquieto además de escritor: Yo no viajo para ir a alguna parte, viajo por el hecho de viajar y conocer. La cuestión es moverse.
Y yo añadiría que sí, que quizá es hora de movernos, viajar y conocernos.