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marruecos: diario ilustrado de un viaje de golf
En ruta por algunos de los mejores campos
Texto y fotos: Carla de la Serna
Seis campos en siete días. Algunos tipo links, otros están emplazados entre bosques de alcornoques o eucaliptos. En uno de ellos asoman unas ruinas romanas. Greenes amplísimos, búnkers que parecen playas. Bienvenidos al golf de Marruecos. Donde la temperatura siempre es buena, los recorridos son variados y el mantenimiento es impecable.
A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX EL GOLF EMPEZABA A COLARSE EN MARRUECOS. En 1914, el sultán Moulay Abdelaziz donó algunas hectáreas a los diplomáticos británicos que residían en Tánger para que jugaran unos hoyitos. Así nació el Diplomatic Country Club, que más tarde pasó a llamarse Royal Country Club Golf. Pero fue unos años después, bajo el reinado de Hassan II, cuando la construcción de campos comenzó a dispararse. El rey difunto era un golfista más que aficionado, un gran entusiasta que quería que su país presumiera de buen golf.
En la actualidad Marruecos alberga más de cuarenta recorridos, algunos de ellos con un nivel de paisaje, mantenimiento y diseño a la altura de cualquier gran campo europeo. Hasta las canchas de prácticas sorprenden, con su hierba corta y bien cuidada. Viajé hace poco a conocer algunos de ellos, en compañía de otros periodistas internacionales miembros de EGTMA. Un inglés, un francés, un escocés, un irlandés, una americana, una checa y moi. Casi casi como un chiste a la española. Siete días y seis campos distintos en cuatro emplazamientos de la costa Atlántica: El Jadida, Rabat, Tánger y Bouznika. Y la verdad es que volvimos muy sorprendidos.
DIARIO DE GOLF
El primer día conocimos El Jadida Royal Golf Club, por la tarde, 9 hoyos de los 18. Está a una hora y poco de Casablanca. Recorrí el campo con Jim, el escocés, un prestigioso periodista que colabora con Top100 Golf Courses. Se conocía cada recoveco, incluso detectó algunos cambios recientes. Royal El Jadida fue diseñado por el arquitecto Cabell B. Robinson, que entre otros, ha trazado Finca Cortesín y la Reserva de Sotogrande. El recorrido discurre entre bosques con tres hoyos al final que miran al Atlántico. Había buena luz y una temeperatura perfecta. Jim tomaba notas, yo fotografiaba, y de vez en cuando dábamos algún que otro golpe. Pocos jugadores aquella tarde, y como detalle, bajo un árbol en mitad de un hoyo, había un marroquí rezando.
En la misma zona se encuentra Golf Mazagan, quizá uno de los más famosos y bonitos de Marruecos. Es obra de Gary Player, experto en diseñar campos tipo links. Mazagan dispone del recorrido más largo del país: 6885 metros. Las calles son anchas, pero hay que tener cuidado con las uñas de gato. Se pierden bastantes bolas. Aquel día jugué sola mientras iba haciendo fotos. Detrás de la cámara, un festival de verdes en casi todos los hoyos, con unos greenes impecables y rápidos, algunos muy anchos y con caídas pronunciadas. El hoyo 15 Par 3 es una maravilla, mirando al mar, al igual que los hoyos 16 y 17, pegaditos a la playa, donde a veces puede verse a un jinete cabalgando.
Golf Mazagan: Detrás de la cámara, un festival de verdes en casi todos los hoyos, con unos greens impecables y rápidos, algunos muy anchos y con caídas pronunciadas.
DE RABAT A TÁNGER
En Rabat conocimos el Royal Golf Dar Essalam, la joya de la corona, y nunca mejor dicho, porque aquí se celebra cada año el Trofeo Hassan II, un campeonato del European Tour que se disputará el febrero que viene. Fue diseñado por Robert Trent Jones, que decía que el sol nunca se ponía en un campo suyo. Dar Essalam está emplazado entre un bosque de alcornoques y es bastante plano. Tiene tres recorridos. El más famoso es el rojo, muy técnico y precioso, con unas ruinas en forma de columnas que relucen en mitad del campo. Yo jugué el recorrido azul acompañada de un caddie, que por cierto me salvó el día. Nunca olvidaré su frase: Carla, swing is music. Gracias a su empeño en mejorar mi postura y a su gran paciencia, pegué buenos golpes. Fue caddie y coacher durante cuatro horas.
En Bouznika, entre Rabat y Casablanca, conocimos el Bahia Golf Beach, un campo de 18 hoyos, Par 72, con calles estrechas, también diseñado por Cabell B. Robinson. Jugamos solo 9 después de comer en la Casa Club, donde nos atendieron de maravilla: ensaladas variadas, cordero muy jugoso y una lubina increíble, pescada por el cocinero esa misma mañana. En Tánger visitamos el histórico Royal Country Club Golf, de estilo algo colonial, y renovado por Peter Harradine en 2001. 18 hoyos enmarcados entre cipreses, pinos y eucaliptos.
Broche de oro en Al Houara Golf Club, un campo de reciente construcción, diseño del australiano Graham Marsh y del golfista campeón Vijai Singh. El recorrido ocupa un total de 6.900 metros, con 18 hoyos muy bien cuidados. Dunas, búnkers gigantes, varias trampas de agua, bosque y vistas al Atlántico. Destacan los hoyos 1, con el mar de espaldas en el Tee de salida, y el 18, pegado a la playa.
Este mes de julio se va a celebrar la Throne Cup, un campeonato patrocinado por el Rey Mohamed VI que reunirá a los mejores jugadores de Marruecos.
Y toda esta aventura golfística aderezada con buenas cenas (muy rica la gastronomía: sabores marroquís fusionados con cocina mediterránea); vinos del país y algún que otro francés; barbacoa junto a la playa. Un par de atardeceres de lujo, una sesión en el Spa Vichy Celestin de Casablanca; una tarde en Rabat, ciudad que me sorprendió por lo limpia, luminosa y amplia. Hoteles con piscina y palmeras… Incluso una carrera de caballos estilo morisco con gran expectación.
Y luego el equipo, claro, los periodistas golfistas. Khalid nuestro guía, y el conductor. Compañía divertidísima, buen golf, disfrute de la fotografía y grandes dosis de inglés.
Un viaje redondo.
Info práctica

Hay varias compañías aéreas que operan a Casablanca, Tánger y Rabat. Royal Air Maroc incluye con el billete la facturación de los palos de golf.
Los precios de los Green fees varían, pero van de 70€ a 120€ aprox. Los hoteles 4 y 5 estrellas están muy bien y a precios asequibles en comparación con España. La gastronomía es sabrosa y diversa. Tapas variadas, incluso estilo español, como gambas al ajillo, mejillones al vapor y boquerones en vinagre. Carnes ricas y excelentes pescados. Se come muy bien tanto en los hoteles como en los restaurantes de las Casas Club. Se puede pagar con euros en cualquier establecimiento. En algunos campos disponen se servicio de caddie. Merece la pena para disfrutar del recorrido, ir tranquilo y perder menos bolas. Suele costar en 7€ y 10€ los 9 hoyos más la propina.


